Vacaciones por el norte de Europa, con nuestra furgoneta y sobre todo, nuestras dálmatas, Amets, Aloña e Izar.
Comenzamos nuestra ruta el 12 de Agosto del 2016, un viernes. Después de trabajar y comer, hacia las 4 de la tarde emprendimos el viaje dirección Mont Saint Michel, el que era nuestro primer destino en Normandía, Francia.
Aguantamos conduciendo hasta que el cansancio de nuestro cuerpo dijo basta, así que paramos a dormir a unos 60km de Bordeaux, Francia.
Al día siguiente continuamos nuestro viaje hacia el norte. La época no ayudo mucho, ya que el lunes 15 de Agosto era festivo en Francia y parecía estar todo el país en la carretera, pero con paciencia llegamos a nuestro destino hacia las 5 de la tarde.
BÉLGICA
Tuvimos que aparcar el coche fuera de la población, ya que allí solamente se puede acceder o en unos autobuses gratuitos (que no aceptan perros) o caminando durante unos 35min, así que después de aparcar la furgoneta en uno de los párquines de pago habilitados, nos pusimos a caminar. La verdad que nos apetecía, después de tantas horas de coche.
La verdad es que es muy bonito y medieval, lleno de tiendas y restaurantes. Nosotros disfrutamos mucho más viendo a nuestras princesas jugar y correr por la playa, donde no había tanta aglomeración de gente.
Más tarde, no dirigimos en busca de un lugar donde aparcar la furgoneta y poder cenar y dormir. El lugar elegido fue al lado de un campo de zanahorias, lleno de paz y tranquilidad.
La mañana siguiente, pusimos rumbo a Étretat. De camino hacia allí, paramos, de manera totalmente improvisada, en la población de Bayeux. Un pueblo precioso, lleno de historia sobre la “batalla de Normandía” (1944). Allí pudimos visitar los cementerios de los aliados británicos y americanos y los bunquers de la costa, en Longues Sur Mer, construidos por los nazis en contra de los aliados.
Al final del día llegamos a Étretat. Allí nos dimos cuenta de lo turístico que era dicha población, así que nuestra idea de poder dormir con vistas a los famosos acantilados fue tirada por tierra, pero sin perder la esperanza del todo, condujimos hasta encontrar un lugar muchísimo más tranquilo, perteneciente a la población de Vattetot, donde había 3 furgoneteros más como nosotros y con unas preciosas vistas a otros acantilados y grandes prados done pudieron jugar y correr las tres princesas, Amets, Aloña e Izar.
El lunes, día 15 de Agosto, llegamos a Bélgica y paramos en Damme. Un pequeño pueblito, con un gran canal (como todos los pueblos belgas que hemos llegado a visitar) y preciosas casitas pequeñitas.
Desde Damme, estamos muy cerca de la ciudad de Brujas. Nos pareció una ciudad muy bonita, medieval y limpia. Nos pareció encontrar poca gente, o quizás teníamos unas expectativas mayores, cosa que nos pareció genial, ya que todo es más relajado.
Tras pasar gran parte del día por Brujas, ya estábamos cansados de tanto caminar, así que nos dirigimos a Aalter, donde sabíamos que había una zona habilitada para dormir en caravanas/furgonetas. Allí, las princesas pudieron pasear sin correa y jugar y saltar a sus anchas.
Gante fue la siguiente ciudad que visitamos, nos ha gustado quizás más que Brujas, ya que nos dio la sensación de que hubiera menos turistas y más gente joven de la ciudad. Para dormir, fuimos a Lokeren, al lado de un parque inmenso, naturaleza en estado puro.
Siguiente ciudad, Amberes. Aquí pasamos dos días instalados en un hotel muy céntrico, al lado de la preciosa estación de tren, desde donde paseábamos con nuestras dálmatas por un parque muy grande que teníamos a unos 15min a pie desde el hotel y después, ellas podían descansar tranquilamente en la habitación del hotel, mientras nosotros hacíamos turismo y disfrutábamos de las fiestas que se estaban celebrando, con mi amiga de la infancia, Rocio, que ahora vive allí.
Tras pasar los últimos días visitando grandes y bonitas ciudades, decidimos darle un giro a nuestras vacaciones y viajar hacia el sur del país, donde el paisaje cambia, a poblaciones más rurales, más bosques, naturaleza y menos turismo.
El primer lugar donde paramos fue Dinant. Población con una Ciudadela preciosa en la cima de sus montañas, en cuyos pies se encuentra una espectacular iglesia con un curioso campanario.
Para dormir, elegimos la población de Bouillon y nos llevamos una grata sorpresa. El lugar habilitado para caravanas y furgonetas, es espectacular. Está al lado de un rio, con una explanada enorme, la cual alberga 4 campos de futbol, delante tenemos una muralla del castillo de la villa y detrás nuestro solamente tenemos bosque.
Conocimos una familia francesa, que, como nosotros, también viajaba con sus tres perros, estos eran huskies, y nos indicaron un paseo muy agradable por el bosque, así que, al día siguiente, después de desayunar, nos dirigimos a hacerlo.
Era un camino tranquilo, que subía hasta la cima de la colina y allí, había una construcción de madera, donde podías subir gratuitamente y disfrutar de las vistas de la población de Bouillon.
Al día siguiente, nos despertamos con ganas de practicar algo de deporte, queremos hacer kayak. Hace mucho calor, así que tenemos que buscar un buen sitio, donde poder dejar la furgoneta a la sombra y asegurarnos que durante las horas que estemos en el rio, nuestras perras estén bien dentro de la furgoneta, sin pasar nada de calor. En todas las pequeñas poblaciones de la zona, era el deporte estrella, así que íbamos parando allí donde veíamos que se podía hacer kayak y comprobamos el aparcamiento. Al final, encontramos un lugar genial, en Barbaux. Un parking bajo una gran arboleda, donde en toda la mañana no daba el sol. El suelo estaba húmedo, a pesar del día caluroso, así que era buena señal. Aparcamos el coche allí, activamos la ventilación interna del coche, abrimos un poco las ventanas y fuimos a practicar kayak.
El recorrido eran 7km, desde Durbuy hasta Barbaux. Al acabar, sacamos a las perras de la furgoneta, comprobamos que estaban a muy buena temperatura, fuimos a comer una pizza, en el restaurante que se encontraba al lado del parking y más tarde, fuimos a Durbuy, para relajarnos en una toalla, a lado del rio mientras nuestras dálmatas, nadaban y corrían a nuestro alrededor.
Ya estamos casi al final de nuestras vacaciones. El 24 de Agosto, nos dirigimos hacia Malmedy, un pueblo, que leímos que era muy bonito. A medio camino, paramos a tomar un café en un restaurante llamado Barach Michell y nos dimos cuenta, que se encontraba situado en medio de dos reservas naturales. Así que no nos lo pensamos más, y fuimos a visitarlas.
Tras un bonito paseo de 2 horas, nos dirigimos a nuestro último destino, Bruselas.
Aquí pasamos nuestros dos últimos días. Nos instalamos en un hotel Ibis, al lado de la estación central de autobuses. Nuestras perritas tenían su propia cama y aire acondicionado para llevar mejor los 40ºC del exterior.
Con ellas, al igual que en Amberes, paseábamos 4 veces al día a parque que teníamos más cercanos. A primera hora de la mañana íbamos a un gran parque céntrico, donde podían correr libres y jugar con más perros de la ciudad y después, nos quedábamos por parques más cercanos.
No hicimos turismo por la ciudad con ellas, el calor era insoportable y a ellas les dan igual los monumentos, les haríamos pasar un mal rato de calor, pudiendo estar tranquilas en la cama y fresquitas.