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PARQUE NACIONAL DE
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Uno de los lugares, a los que no faltamos una vez al año. Nuestra estación favorita suele ser en primavera, pero la verdad es, que no me importaría verlo nevado.

 

La verdad es que a mi este parque siempre me ha fascinado. Precioso, verde, siempre con ríos, riachuelos o embalses en el trayecto, cosa que hace mejor el compartirlo con nuestros perros, ya que tienen agua fresquita siempre que quieren y no tenemos que sufrir por ellos, en ese aspecto.

 

El camino hasta el embalse Sant Maurici es muy fácil, amplio y cómodo de hacer. Desde allí, tomamos el camino hacia el embalse de Ratera. Un camino ya algo más estrecho y escalonado en el que es inevitable pararse a contemplar la gran cascada de Ratera, que queda a mano izquierda del camino y se escucha desde varios metros antes de llegar a ella.

AIGÜESTORTES

Continuando el camino, llegamos al embalse de Ratera y en él, hicimos una pequeña parada, cerca de un riachuelo que llegaba al embalse, para descansar y disfrutar del paisaje, precioso en esta época del año; verde, lleno de flores y agua allí donde miraras.

Tras esta breve parada, continuamos nuestro camino hacia el Mirador de l’Estany, desde donde se podía contemplar las montañas que nos rodeaban, y desde donde continuamos nuestro camino de vuelta hacia el embalse de San Maurici, recorriendo así, una ruta circular muy bonita y variada.

 

Unas 5 horas después de nuestro inicio, llegamos al parking del parque. Algo cansados, sobre todo por la bajada, que es lo que más cansa las piernas, y nuestras chicas también, ya que tardaron pocos segundos en colocarse en sus sitios y comenzar a cerrar los ojos para descansar. Pero muy contentos, maravillados del paisaje que pudimos contemplar y encantados en tomar la decisión de salir a una hora correcta hacia la montaña, ya que, bajando, hacia las 12.30, nos cruzamos con muchísima gente que subía a esas horas hacia los embalses, por no hablar de los que optaban por subir en los taxis proporcionados por el parque. Así que, recordad, para subir al monte, toca madrugar ;)

 

Aprovechando que las chicas descansaban y tras parar a comer, nos dirigimos a nuestro siguiente destino, Arties, desde donde al día siguiente, volveríamos a visitar el Parque Nacional de Aigüestortes, pero desde otra zona diferente.

Al llegar a Arties, nos maravilló lo bonito que era, es un pueblo de cuento.

 

Nos instalamos en el camping que está a la entrada del pueblo, el Camping Era Yerla de Arties (www.yerla.net). Muy bonito, limpio, bien cuidado y con todos los servicios que necesitábamos.

 

Después de cenar, fuimos a dar una vuelta por el pueblo y admiramos su belleza. Las casitas de piedra con sus detalles de madera y tejados oscuros, flores por todas las calles y mucha paz y tranquilidad.

 

Al día siguiente, recogimos todo, y volvimos al Parque Natural de Aigüestortes. Tomamos desde Arties un camino que nos llevó a una pista hormigonada y allí a un parking, donde dejamos el coche y tuvimos que continuar a pie. Caminando algunos kilómetros por esta pista, teniendo siempre a nuestra derecha el rio Garona, llegamos hasta el inicio del sendero. Mucho más duro que subir a Sant Maurici. Es un camino estrecho de constante ascenso, bajo la sombra de los árboles y bastantes piedras por las que caminar. Una hora o algo mas después, llegamos por fin al llac Restanca, donde primero nos encontramos con la gran pared de la presa.

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Con la pared delante, tomamos el camino hacia la derecha, para caminar por encima de dicha pared y llegar hasta su conocido refugio, del mismo nombre.

 

Un poco más hacia adelante, nos paramos junto al lago y descansamos un rato y nuestras chicas aprovecharon para darse el primer bañito del día.

 

Una vez nos hubiéramos refrescado y cargado las pilas, continuamos nuestro camino hacia otro lago, el Estany de Mar. Aquí el camino aún se complicaba mas, ya que todo era rocas por las que teníamos que caminar e incluso, casi llegar a escalar en algún punto.

 

Después de este difícil camino, llegamos a un llano, desde el cual tenemos una vistas espectaculares, donde paramos a comer algo y las chicas se refrescaron de nuevo en un riachuelo que cruzaba por allí y donde había muestra de ser zona de marmotas.

 

Continuando nuestro camino, encontrándonos a muy poca gente en él, por fin, llegamos a Estany de Mar. Un lago de agua turquesas, rodeado de altas montañas y con un silencio, y una paz increíble. Yo no pude evitar darme un pequeño baño, dado el calor que pasamos y que el agua más limpia no podía estar, eso sí, fría estaba, y un rato, por eso lo del pequeño baño.

 

Tras disfrutar de semejante belleza de paisaje, comenzamos el descenso.

 

Al llega a la furgoneta, nos apartamos un poco del parking, algo más lleno de coches a esas horas, nos preparamos una rica comida, y emprendimos nuestro viaje de vuelta hacia casa.

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